La internet que ya no es
Un estudio de 2022 de OpenText señala que ocho de cada diez encuestados sienten sobrecarga de información debido al flujo constante de datos y la cantidad de aplicaciones que deben revisar a diario, lo que aumenta su estrés. En 2020, esta cifra era del 60%. Además, 38% de los consumidores del Reino Unido están preocupados por pasar mucho tiempo en la pantalla y están abiertos a hacer un detox digital.
En un contexto en el que internet se empieza a sentir abrumador y árido, los consumidores comienzan a lidiar con las consecuencias de este cambio estructural. Por un lado, con la curiosidad adormecida, descubren los límites de un modelo de exploración guiado por algoritmos corporativos. Por el otro, conocen los obstáculos sociales atados a los espacios de intercambio bidimensionales como el chat o las redes sociales. Ante esta sensación de insatisfacción, detectamos señales de cambio en el comportamiento de los consumidores. Aparece una sed de conexión personal en físico que se ve en la caída de las apps de citas. Un estudio desarrollado entre estudiantes universitarios de Estados Unidos encontró que el 79% de los encuestados no usa apps de citas ni una vez al mes. A su vez, una gran mayoría elige conocer gente fuera de las pantallas. En paralelo, vemos el surgimiento de nuevos comportamientos que muestran un interés en nuevas formas de descubrir y conectar con contenidos online. Empezamos a ver el surgimiento de avenidas alternativas para habitar internet de una forma más constructiva y nutritiva.
El rewilding de internet
En este contexto de aplanamiento y adormecimiento, empezamos a identificar un deseo, una voluntad de revivir dinámicas más nutritivas de descubrimiento, es tan así que surge la idea del rewilding de internet – un término y framework que se le toma prestado a la ciencia y la ecología que habla de la renaturalización del ambiente virtual. Pero, ¿cómo rediseñar internet? ¿Cómo volvemos a las dinámicas de descubrimiento improductivo? ¿Cómo favorecemos la conexión humana digital? ¿Cómo hacemos para exponernos a lo que no conocemos en un entorno liderado por algoritmos corporativos?
En los últimos años vimos el surgimiento y la expansión de plataformas de contenido alternativas. Algunas favorecen el descubrimiento, otras el consumo de información lenta y, otras, la conexión humana ofrece una experiencia libre de algoritmos para la Gen Z – similar a lo que fue Myspace, la plataforma permite personalizar páginas personales e incluso ponerles música. Todas estas iniciativas marcan una voluntad de rediseñar la forma en la que habitamos los espacios virtuales. Identificamos una avidez de encontrar formas más sanas y nutritivas de explorar contenidos e interactuar con la virtualidad – algo para pensar en este sentido: la idea del detox termina siendo un poco opuesta a la forma en la que los consumidores arman sus hábitos y comportamientos, encontrar nuevas dinámicas de conexión es más coherente con el estado de las cosas.
En paralelo vemos el crecimiento de iniciativas que facilitan el descubrimiento físico. Desde la vuelta de los eventos masivos al surgimiento de run clubs como Swag en Buenos Aires o la popularidad de Timeleft, una plataforma que arma cenas con extraños, vemos que hay un reclamo de dinámicas sociales que abran los círculos en vez de cerrarlos algorítmicamente.
La colaboración entre Futurx y De Crisci diseña un camino experimental que une la realidad física con la virtual buscando dar respuesta a esta sed de conexión y descubrimiento. Fuera del algoritmo piensa la ropa como un portal experiencial. Este experimento de diseño tiene por objetivo conectar a los usuarios entre sí y aumentar la experiencia de vestido dándoles una llave de acceso a espacios alternativos para la exploración. Esto último busca remendar la brecha de descubrimiento que durante los últimos años se vio extendida por el efecto desdoblado del ambiente virtual: por un lado abruma con su avalancha inabarcable de contenidos y, por el otro, limita el acceso a la información con algoritmos que guían el descubrimiento – veo lo que me gusta, lo que quieren que vea, lo que ven mis amigos. ¿Cómo ver algo nuevo en un entorno formado por algoritmos corporativos? Favoreciendo y creando vías alternativas para el descubrimiento, dándole espacio a la curaduría humana y conectando con la improductividad del descubrimiento. Una colección de ropa que nos deja entrar a espacios de descubrimiento curados por personas y que nos permite formar parte de una comunidad de gusto. Fuera del algoritmo es un espacio exploratorio para todos los que participan en él ya sea haciéndolo o transitándolo.
Arqueología de la ropa conectada
Esta no es la primera vez que vemos ropa conectada, ropa que le suma otra capa de información a la experiencia de vestirse y autoexpresarse. Tanto en el marco global como en el local venimos viendo una serie de iniciativas que buscan darle una función extra a la ropa.
HugShirt de CuteCircuit fue lanzada en 2002 con el objetivo de conectar físicamente a personas que viven lejos la una de la otra. La prenda, equipada con sensores y transmisores de fuerza, se conecta con una app y permite que los usuarios manden y reciban abrazos aún estando a miles de kilómetros de distancia – es decir que quien recibe el abrazo siente físicamente que lo están abrazando. Esta iniciativa explora el potencial emocional de la ropa en relación a la tecnología. La ropa aparece acá como una avenida que conecta humanos desde lo físico de forma metafórica. La ropa es piel, es conexión, es abrazo.
Corona y VMLY&R se unieron en 2023 para explorar otro costado funcional del vestido. Los socios diseñaron camisetas de fútbol equipadas con una tarjeta RFID que pueden ser precargada con dinero y, por lo tanto, ser usadas para hacer pagos. Este pequeño dispositivo buscaba resolver un problema patente del entretenimiento deportivo: el consumo en estadio. El concepto fue desarrollado frente a un insight clave: en los estadios hay robos, sobre todo de billeteras. Esto afectaba a las ventas de Corona, así que la cervecera buscó una solución que no interfiriera con el ritual de ir a la cancha: incorporar la tarjeta prepaga a la camiseta del equipo. En 2023 se hizo una prueba en un partido del América de México y, aparentemente, en el mundial de 2026, la camiseta mexicana va a venir con esta tecnología incluída. En este caso, la colaboración marca el potencial experiencial y funcional de una prenda. La camiseta se convierte en una herramienta de pago sin dejar su costado comunicacional y autoexpresivo: exhibo mi identidad, quién soy (hincha del América) y consumo sin fricciones.
Usando tecnología blockchain y un QR, Martine Jarlgaard desarrolló un piloto en 2017 que garantizaba y exponía la trazabilidad de sus procesos y prendas. Cada producto está tokenizado y la app Provenance registra cada proceso de la transformación de materia prima a prenda. La inquebrantabilidad de estas tecnologías las convierte en aliadas clave del lujo y la sustentabilidad. El hecho de poder verificar la proveniencia de forma inviolable eleva el valor de reventa de los bienes de lujo. Lo vimos en casos como Coachtopia y, en Argentina, Haeder.
Con la debacle climática, la sustentabilidad entró en foco dentro de la moda. En sintonía con esto, en 2024 la Unión Europea reglamentó el uso de Digital Product Passports (DPPs) para diversos rubros, entre ellos el textil. Desde abril de 2025 tanto fabricantes como retailers, distribuidores e importadores deberán incluir información precisa sobre la proveniencia de cada prenda en este caso. El objetivo de esta iniciativa es cerrar la brecha de información buscando un impacto positivo en las empresas, los consumidores y el medio ambiente.
Los últimos cuatro ejemplos exhiben cómo la tecnología puede elevar el valor de la ropa. En todos los casos, el vínculo ropa-tecnología está más anclado en la entrega de valor concreta, en certificar calidad y proveniencia, se aleja del costado identitario del vestido. En sí, la experiencia de vestir, el vínculo entre usuario y ropa, no se modifica.
En el pico de popularidad del metaverso, Spatial Labs lanza LNQ Generation One Collection en 2022. El estudio quiso explorar la naturaleza híbrida de la identidad generando prendas físicas que incluían gemelos digitales y protocolos de verificación parados en la blockchain. En Argentina Wrth le sumó una capa digital a su serie de corsets estampados y remeras.
La idea de llevar la identidad física al espacio virtual a través de productos phygitales abre la idea de la exploración híbrida y despierta la curiosidad de los consumidores – sobre todo de los early adopters que son más amigos del riesgo y de la exploración activa. Pero con la caída de los NFTs y la pérdida de interés en un mundo paralelo virtual, estas iniciativas no perduraron. Si no perduraron es porque las marcas no entendieron cómo íbamos a habitar los espacios físico-virtuales.
Fuera del algoritmo busca dar respuesta a varias inquietudes.
Por un lado, cómo darle rienda suelta a la curiosidad sin adormecernos en las lógicas algorítmicas. La curaduría aparece como una respuesta clave a esta pregunta. Abriendo espacios donde cada usuario puede hacer doble click, exponiendo ideas alternativas que no pueden quedar enterradas por bajo engagement. Por otro lado, aparece la cuestión de la comunidad: si sabemos que los consumidores buscan formas de recuperar el contacto social pero sus habilidades de conexión offline están un poco adormecidas, ¿qué herramientas podemos darles para atravesar esta dificultad y llegar a su objetivo? Fuera del algoritmo lleva este eje a la era contemporánea incluyendo a internet en el cocktail. Con esta colección podemos explorar la cultura de forma multidimensional al acceder a un espacio de descubrimiento curado.
Pero bueno, este es solo el comienzo, lo que nos deja esta primera aproximación es una perspectiva del potencial que tiene el contexto actual de internet en combinación con la ropa conectada. Si los consumidores están curiosos y ávidos de compartir, es momento de darles herramientas para explorar nuevos espacios, para acceder a experiencias que los alejen de las lógicas unidimensionales del algoritmo corporativo. En muchos casos, la solución a estos intereses va a estar en la creatividad humana.
