O al menos, ya no creo que esa sea la forma más precisa de nombrar lo que es.
TL;DR — ¿No tenés tiempo pero querés saber de qué va? seguimos repensando qué es esto de las comunidades digitales y aquí va el primero de nuestros newsletters dedicados al tema.
Cinco años después de haber empezado FUTURX, abrimos esta reflexión: cómo cambió nuestra idea de comunidad, qué aprendimos en el camino, qué no funcionó, y hacia dónde vamos en 2025. No es solo un balance; es una carta abierta, con preguntas, confesiones y una invitación a seguir cruzándonos en este raro borde entre cultura, tecnología y delirio.
Nunca tuvimos del todo claro que es una comunidad digital
Acá Nicolás Madoery, este mail es parte de algo más grande, que busca explicar cómo se fue transformando la idea de comunidad alrededor de FUTURX. Vamos:
La motivación inicial para pensar a FUTURX como una comunidad no fue solo por el famoso discurso:“Tenés que armar una comunidad”, como si fuera una estrategia de marketing más.
La creación de FUTURX como COMUNIDAD tuvo que ver con cosas concretas:
- Nuclear, hacer red entre las personas que ya acompañaban distintas instancias del proyecto y que podían interesarse por un espacio para la data y el debate.
- Sentíamos la necesidad de generar espacios más experienciales para trabajar el cruce de música y tecnología en Latinoamérica.
- Varios proyectos que eran influencia directa para nosotros estaban experimentando con este formato. #tendencia
- Queríamos mostrar los procesos en vivo, contar un work in progress real, y compartir no sólo éxitos sino también errores y aprendizajes. (Este mail es un ejemplo explícito de esa intención.) #sinceridad
A nivel macro, además, teníamos claro algo más profundo:
Creemos que, para impulsar transformaciones reales en la industria musical y cultural, necesitamos crear nuevos modelos de ecosistemas. Y eso requiere trabajar colectivamente desde múltiples lugares.
También nos parecía esencial fomentar la curiosidad, descomprimir los temas complejos, y acercar discusiones que muchas veces suenan lejanas.
En ese momento, pensamos la comunidad de FUTURX como un framework. En mi caso, lo veía como algo que incluso podía pensarse como una receta:
Un tipo de “personaje” o “referente” convoca a su hasta ahora audiencia, con la que ya comparte ciertos valores, preguntas o intereses —todos mediados por tecnología—, y les propone una misión compartida.
A veces esa misión es pasiva (escuchar, reflexionar). A veces es activa (participar, decidir, construir). Pero siempre existe una ganancia simbólica: conexiones transversales, acceso a personas influyentes, pertenencia a una red con sentido.
Hay un modelo económico detrás: estas personas pagan, muchas veces de forma mensual, no solo por información, sino por el derecho a participar en una conversación viva, por los vínculos, los beneficios, y el acceso a una trama que no está abierta a cualquiera.
El corazón del trabajo no es el contenido cerrado, sino el proceso. Mostrar cómo se piensan y se desarrollan las ideas de los referentes, al mismo tiempo que se escucha —de verdad— a la comunidad.
A diferencia de los programas tradicionales, estancos y predefinidos, las comunidades necesitan flexibilidad. No buscan un curso ni un método, sino una búsqueda colectiva, una especie de laboratorio afectivo, donde la forma y el fondo se inventan en el camino.
Algunos proyectos en los que participamos y que nos marcaron a la hora de pensar estas nuevas dinámicas y formatos:
- Water & Music (Cherie Hu) > waterandmusic.com
Cómo sistematizar investigaciones colectivas sobre música y tecnología.
(¡Y hacerlo en tiempo real!)
- Metalabel (Yancey Strickler) > metalabel.com
Repensar la cultura y las organizaciones no como empresas, sino como colectivos que impulsan obras. - Folklore (Rafa The Builder) > rafael.fyi
Construir comunidad es construir vínculos. Y eso lleva tiempo. No hay atajos.
¿Cómo fuimos iterando la idea de comunidad en estos cinco años?
En 2020 nos preguntamos algo que todavía nos acompaña:
¿Cómo aprovechar la tecnología para cruzarnos, compartir saberes y construir desde Latinoamérica, sin quedar atrapados en las lógicas más extractivas?
Queríamos entender los algoritmos, pero no ser definidos por ellos. (Spoiler: aplica para el streaming de entonces y para la IA de ahora.) Así nació y se formalizó la Comunidad FUTURX, con un recorrido raro, propio, real:
> 2021 – La semilla:
Trabajamos la idea de pensar los “Ecosistemas musicales del futuro”, *jornadas virtuales intensivas donde hablábamos con profesionales de la industria musical y le preguntamos su visión sobre las transformaciones necesarias para el futuro. Después de cada formación abríamos espacios para seguir discutiendo y acompañándonos. A veces, la comunidad nacía en lo que quedaba después de los cursos, no en los cursos mismos.
> 2022 – La propuesta:
Lanzamos “La Comunidad” como programa de suscripción. El auge de la web3 y lo descentralizado nos motivó a explorarlo desde los formatos y esta fue quizás la decisión más arriesgada. Pasamos a tener espacios de conversaciones con referentes, paneles de debate e investigaciones colectivas. Exploramos web3, experimentamos colectivamente y publicamos nuestra primera investigación: NFTs de Música en Latinoamérica.
> 2023 – La apuesta:
Abrimos FUTURX para pensarlo junto con la comunidad, generamos una serie de espacios donde trabajamos temáticas, formatos y más. Pero nos encontramos con la tensión entre sostener esta posibilidad y la sustentabilidad económica del proyecto. Comenzamos a reforzar nuestra área de servicios trabajando con nuestros aliados y ofreciendo servicios y contenidos para terceros. Realizamos nuestra segunda investigación colectiva, sobre IA+Música en Latinoamérica. Pudimos crear instancias de encuentros presenciales en muchas ciudades, aprovechando los viajes y presentaciones de los proyectos.
> 2024 – Los recursos:
Luego de algunos años de generar contenido, ordenar la información empieza a ser un desafío, pusimos foco en nuestro contenido y en facilitar los vínculos entre los miembros. Ordenamos todo lo que habíamos construido: materiales propios, redes, aprendizajes. Armamos un Notion abierto para sistematizar y compartir lo que veníamos trabajando. Pudimos sostenerlo en esta tensión, generamos muchos espacios de encuentro presenciales.
> 2025 – La incertidumbre:
Hoy FUTURX no es una comunidad cerrada ni un club exclusivo.
Es una red viva, cambiante, hecha de instantes, células, encuentros, data y delirio.
No me parece mal que hayamos decidido llamarlo “comunidad”, pero hoy esta idea de “comunidad in a box” (esta idea sigue en el segundo newsletter) termina siendo demasiado coherente con ciertos modelos actuales. Cuantificar las interacciones, los vínculos, los suscriptores y los contenidos resulta un poco contradictorio con la lógica profunda de la palabra. Quizás lo que armamos tiene mucho más que ver con un club digital que con una comunidad digital real.
Este cambio de perspectiva tiene que ver con algo que me interesa comprobar: por más que hoy no estemos del todo convencidos de llamar así a lo que ofrece FUTURX, sé que hay una comunidad alrededor de FUTURX que excede al formato y a su conceptualización. Es decir, una red real, personas que nos acompañan y que dialogan con nosotros.
Esa comunidad incluye a muchos de ustedes, que están leyendo, pero también lxs excede. Esto lo comprobamos claramente en cada lugar que estuvimos presencialmente durante estos últimos años: en charlas, cursos, paneles o eventos, siempre ocurrieron dos cosas flasheras. Por un lado, se disparó algún diálogo nuevo; por otro, surgió algún encuentro o interacción informal entre personas.
Este punto me parece especialmente importante, porque muchas veces la comunidad de FUTURX termina de consolidarse en esos encuentros presenciales, saliendo de lo digital.
Entonces, voy al punto: Hoy veo la idea de comunidad como algo menos sistemático y mucho más dinámico:
Como células dispersas en líquidos químicos que pueden cruzarse y agruparse, pero también pueden sostenerse separadas activando otras acciones.
Tener una comunidad enfocada en un nicho no es rentable por sí solo.
La idea de que la comunidad sostenedora de proyectos y la “economía de creadores” donde la clave es monetizar canales y voilà, no nos funcionó en este caso. Seguramente por abordar un nicho muy específico, también por falta de capacidad alrededor del marketing y/o quizás porque la tecno-utopía donde todos podemos vivir de lo que creamos en internet es un modelo que le funciona a menos de un 1-3-5% de “los creadores”.
Que haya muchas personas que crean y confíen en un proyecto no implica necesariamente que estén dispuestas a pagar por sostener un modelo. Sobre todo en Latinoamérica, donde se cruzan demasiadas variables.
En nuestro caso, pese a que llegamos a tener más de 100 suscriptores pagos y hasta 200 si sumamos las becas de la “comunidad”, este modelo nunca fue rentable y nos generó muchos más costos que beneficios económicos. El desarrollo de la infraestructura (simple, pero costoso), la cantidad de horas dedicadas a pensar y a llevar adelante este modelo, sumado a la constante necesidad de generar una agenda de beneficios, alejan constantemente la posibilidad de hacer de esto rentable de manera directa.
Sin embargo, gracias a los que nos apoyaron en este “experimento” pudimos hacer muchísimas cosas que ni habíamos imaginado: generamos relaciones auténticas con muchos de ustedes. Muchxs se convirtieron en partes claves del equipo, otras se sumaron a dar charlas, participaron de eventos con nosotros, fueron parte de investigaciones con alcance regional y más. Mucha gente se cruzó, varios encontraron trabajo y espero que eso no termine nunca.
Entonces, ¿Qué estábamos buscando cuando comenzamos con esta idea y qué buscamos ahora?
Cuando lanzamos FUTURX en 2020 partimos de una convicción: la tecnología, en lugar de ser un fin en sí mismo o un recurso al servicio de la plataforma de moda, debía convertirse en una herramienta para ampliar las posibilidades del campo cultural. Para lograrlo, sabíamos que era necesario construir puentes, promover cruces y animarse a experimentar.
Durante la segunda parte del 2024 creció la encrucijada entre dedicarle el tiempo que lleva sostener la comunidad vs. conseguir los recursos (en general basados en alianzas y servicios) para que el proyecto siga sobreviviendo, (#milei). Finalmente, nos tuvimos que ocupar a full en la sostenibilidad de FUTURX.
También, y gracias al boom que generó la IA se despejó un interrogante fundamental alrededor de lo que estábamos haciendo. Pensar alrededor del cruce entre la cultura y la tecnología se volvió urgente. Esto también nos llevó a entender que pese a que lo que hacemos o pensamos es para un nicho, está bueno que llegue a todas las personas que quieran reflexionar colaborativamente los desafíos que vienen por delante.
En este sentido la publicación de IA+Música, fue un punto de inflexión para entender hacia donde debíamos orientar el proyecto.
¿En qué andamos hoy? ¿Qué estamos haciendo?
- Ofrecemos cursos, espacios de formación, charlas.
- Hacemos consultorías y asesoramientos.
- Generamos contenidos: reportes, podcasts, material audiovisual, entre otros.
¿Y cómo es la agenda para adelante?
> Lanzamos una serie de contenidos para el MTG sobre la importancia de trabajar en una IA abierta, colaborativa y ética en la música.
> En una semana comienza el curso sobre IA+Música que vamos a hacer para el Medialab del CCEBA.
> El 10 de junio presentamos oficialmente la investigación IA+Cultura que hicimos para el Ministerio de Las Culturas, Las Artes y el Patrimonio de Chile, que se publicará oficialmente a fin de mes.
El año arrancó movido y por eso queríamos que este mail fuera un nuevo punto de partida de lo que se viene.
En resumen: ¿Qué aprendimos en este recorrido?
Después de cinco años de intentarlo, errarlo, mutarlo y vivirlo, hay algunas certezas que nos llevamos:
- La identidad de un proyecto se construye en la práctica, no en las proyecciones.
Lo que soñamos al inicio nunca es igual a lo que pasa en el camino. Y eso está bien.
- No todo lo que conecta puede ser cuantificado.
Los mejores vínculos no siempre tienen métricas visibles.
- Una comunidad no se decreta: se construye día a día.
Y a veces no se construye como uno espera, sino como puede crecer.
- Organizar la memoria colectiva también es construir comunidad.
Los procesos, los archivos, las conversaciones también sostienen.
- La confianza no se hackea.
Requiere tiempo, escucha real, errores compartidos.
- El valor real de una red no siempre es económico.
El impacto muchas veces es simbólico, relacional, transformador.
- La pertenencia activa sigue en el centro de la cuestión, aunque las plataformas cambien.
Queremos —necesitamos— espacios donde no seamos solo usuarios.
¿A dónde vamos en 2025?
Queremos que FUTURX siga siendo ese espacio dinámico, líquido, donde las células se cruzan, se separan, se activan. No es un gran cambio en el día a día, es principalmente un cambio de concepto y de promesa.
Los planes concretos:
- Newsletter quincenal (cliché, pero necesario): cápsulas, ideas, procesos.
- Grupo de WhatsApp para quien quiera dialogar y construir.
- Más eventos presenciales: talleres, charlas, paneles.
- Un catálogo de recursos de todo lo que fuimos armando (parte abierta parte cerrada).
- Un Club de Lectura (si conseguimos financiamiento).
Sobre el apoyo
Dejamos atrás la lógica fundamental de “pago = acceso exclusivo” (aunque igual tendrán acceso al catálogo los que sean miembros, jeje).
Ahora, el aporte es un acto de apoyo. De banca. De quiero que esto siga existiendo.
Opciones
- Aporte mensual USD 2,5 o 5,5.
- Aporte único. Lo que puedas, una sola vez por Mercado Pago o PayPal
- Aporte anual 🙂
Si en algún momento sentiste que FUTURX te inspiró, conectó, te hizo pensar distinto, o simplemente te acompaño en este cruce raro entre cultura y tecnología, ya sos parte.